miércoles, 8 de abril de 2015

DOLOR DE ESPALDA

Cómo es y como funciona la espalda

Básicamente, la espalda sirve para:

1. Sostener el cuerpo y permitir su movimiento.
2. Contribuir a mantener estable el centro de gravedad, tanto en reposo como, sobre todo, en movimiento.
3. Proteger la médula espinal en una envuelta de hueso.

Para poder sostener el peso del cuerpo, la espalda tiene que ser sólida. Está compuesta por huesos muy resistentes y músculos potentes.
Para permitir el movimiento, la columna vertebral tiene que ser flexible. Por eso no está compuesta por un gran hueso sino por 33 vértebras separadas, dispuestas una encima de otra y sostenidas por un sistema de músculos y ligamentos.
Para contribuir a mantener estable el centro de gravedad, la contracción de musculatura de la espalda actúa como un contrapeso que compensa los movimientos del resto el cuerpo. Para actuar así, la musculatura tiene que ser potente.
Para proteger la médula espinal, las vértebras tienen una forma especial; un agujero en su centro por el que discurre la médula.

La columna vertebral


La columna vertebral del humano está formada por 33 vértebras. Las 7 cervicales, 12 dorsales y 5 lumbares están separadas por los 23 discos intervertebrales correspondientes. Las 5 sacras están fusionadas, al igual que las 4 coxígeas, formando los huesos sacro y coxis.
Si se observan de frente, las vértebras están perfectamente alineadas y forman una vertical. Sin embargo, de perfil, forman unas curvas. La superior -en la zona cervical- y la inferior -en la lumbar- son cóncavas hacia atrás y se llaman lordosis -cervical y lumbar respectivamente-. La curva media es cóncava hacia adelante y se llama cifosis dorsal.
Esta disposición permite que la columna sea muy resistente a la carga aplicada en dirección vertical, puesto que sus curvaturas le dan flexibilidad. Si la carga es muy importante, las curvaturas pueden aumentar transitoriamente, amortiguando la presión que sufren las vértebras. Por eso, en algunos países era tradicional transportar la carga sobre la cabeza. Además, al hacerlo así se mantenía el centro de gravedad en el eje de la columna, por lo que la musculatura de la espalda apenas tenía que trabajar.

El dolor de Espalda

El dolor de espalda aparece por un mecanismo neurológico que causa dolor, inflamación y contractura muscular. Los principales métodos de diagnóstico son la historia clínica y la exploración física, y sólo en contadas ocasiones son útiles pruebas como la radiografía o el análisis de sangre, la resonancia magnética y pruebas neurofisiológicas.
Para evitar y tratar el dolor de espalda se debe mantener el mayor grado de actividad posible y evitar el reposo en cama. La mayoría de los casos se trata satisfactoriamente con medicamentos, intervención neurorreflejoterápica u otros tratamientos no quirúrgicos. La cirugía está indicada en un reducidísimo número de casos y sólo cuando hay signos claros que garantizan su éxito.

Causas del dolor

Antiguamente se creía que el dolor aparecía porque existía alguna alteración de la estructura de la columna vertebral, como la escoliosis o la hernia discal. Eso es un error.
El dolor aparece por un mecanismo neurológico que implica la activación de los nervios que transmiten el dolor y el desencadenamiento de la contractura muscular y la inflamación. A veces, también puede conllevar la compresión de la raíz nerviosa.
Ese mecanismo puede desencadenarse por una alteración de la estructura de la columna vertebral, como la hernia discal o la degeneración de la articulación, pero en la mayoría de los casos no se puede llegar a averiguar la causa inicial que lo desencadena, y se atribuye a dolor por contractura o sobrecarga muscular.
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Cómo aparece el dolor de espalda

El dolor de espalda aparece y se mantiene mediante un mecanismo neurológico:
a. Se activan unas fibras nerviosas concretas  o "nervios del dolor"-.
b. Su activación causa dolor y desencadena inflamación y contractura muscular.
c. Se constituye un círculo vicioso porque la inflamación y la contractura muscular mantienen activados los nervios del dolor..
Este mecanismo neurológico que causa el dolor, la inflamación y la contractura muscular puede ser desencadenado por alguna lesión estructural. Por ejemplo, cuando se produce una hernia discal se activan los nervios del dolor que están en las capas externas del disco al entrar en contacto con las sustancias que están en su interior. En este caso, una Resonancia Magnética permitiría ver la rotura de la envuelta fibrosa y precisar la causa del dolor.
Pero también pueden desencadenarse sin lesión estructural. Por ejemplo, el mantenimiento de una postura incorrecta puede sobrecargar un grupo muscular y provocar su contractura, excitando los nervios del dolor que lo inervan. Si la musculatura del paciente es insuficiente o asimétrica, la sobrecarga puede mantenerse mucho tiempo o repetirse periódicamente. En este caso, ninguna exploración radiológica permitiría ver la lesión que causa el dolor.

Son causas aceptadas de dolor de espalda:
Las fisuras, protrusiones o hernias discales cuando permiten el contacto del núcleo pulposo con los nervios del dolor situados en la envuelta fibrosa
Las degeneraciones importantes de la articulación..
Las contracturas musculares, desencadenadas por sobrecargas posturales, esfuerzos o alteraciones de la forma de la columna vertebral. En este último supuesto se incluye la escoliosis de más de 60 grados.
La compresión de una raíz nerviosa, por ejemplo por una hernia discal, una estenosis espinal o una espondilolistesis de grado III o IV.

La contractura muscular

La contractura muscular consiste en la contracción persistente e involuntaria de un músculo. Puede ser causa o consecuencia del dolor de espalda.
La contractura muscular como causa del dolor de espalda
 Aparece cuando se exige al músculo un trabajo superior al que puede realizar, ya sea intenso y puntual -por ejemplo, un esfuerzo excesivo- o mantenido y menos intenso -por ejemplo, mantener unas horas una postura inadecuada-. Por otra parte, algunas anomalías de la columna vertebral o desequilibrios de la musculatura favorecen que unos grupos musculares estén trabajando constantemente más de lo necesario, lo que les predispone a contracturarse.
Tambien ocurre cuando falta potencia a la musculatura y se le exige que realice esfuerzos que exceden su capacidad. 
En ese tipo de situaciones es fundamental hacer el ejercicio adecuado para cada caso específico, con el fin de contrarrestar esa tendencia y evitar la repetición de las crisis.
La contractura muscular causa dolor de espalda por varios mecanismos:
La contractura de un músculo activa directamente los nervios del dolor que están en él, desencadenando dolor de espalda.
Además, el músculo contracturado puede comprimir la arteria, disminuyendo su riego sanguíneo
Si esa situación se mantiene un período prolongado o se repite con frecuencia, el músculo se contractura cada vez con mayor facilidad. En esa situación, hacer el ejercicio físico adecuado es fundamental para romper esa tendencia.

La contractura muscular como consecuencia del dolor de espalda

Con independencia de cuál sea su motivo, el propio dolor de espalda puede causar la contractura muscular por un mecanismo reflejo.
En estos casos, la contractura no es la causa primaria del dolor, pero sí un factor añadido que puede agravarlo. Además, puede empeorar algunas de sus causas. Por ejemplo, en una hernia discal dolorosa, la contractura muscular puede aumentar la fuerza de compresión sobre el disco y facilitar más la salida del núcleo pulposo.

La Inflamación

La inflamación consiste esencialmente en una gran dilatación de los vasos sanguíneos junto con una apertura de sus poros, permitiendo el paso de líquido, sustancias y células desde la sangre a los tejidos, por lo que éstos aumentan de volumen y temperatura.
La activación de los nervios del dolor provoca la liberación de varios neurotransmisores que dilatan los vasos y abren sus poros, desencadenando la inflamación del tejido en el que son liberados.
Además, algunas células de la sangre se activan en determinadas circunstancias, especialmente cuando detectan la presencia de microbios, liberando sustancias que atraen a otras células de defensa del organismo, dilatan los vasos, abren sus poros y permiten el paso de esas células a los tejidos. Esa es la conocida como "inflamación humoral". 
Se ha demostrado que la inflamación neurógena y humoral se potencian entre sí y que ambos procesos están implicados en los dolores de espalda. Eso explica la eficacia de los antiinflamatorios para su tratamiento, puesto que dificultan la fabricación de prostaglandinas e impiden la potenciación de la inflamación humoral y neurógena.
Por otra parte, porque al aumentar el volumen de los tejidos aumentan el riesgo de compresión nerviosa y pueden agravar la eventual lesión causante. Por ejemplo, en una hernia discal, la inflamación puede aumentar el volumen del material pulposo  o disminuir la luz de la fisura de la envuelta fibrosa por la que salió.

La compresión de la raiz nerviosa


La compresión de una raíz nerviosa puede producir dolor. En este caso, el paciente nota el dolor en el territorio cuya sensibilidad recoge la raíz, y no en el lugar en el que ésta está siendo comprimida. Por ejemplo, cuando una hernia discal lumbar comprime una raíz del nervio ciático, el paciente nota el dolor en la pierna, y no donde la raíz está siendo comprimida. Ese tipo de dolor se denomina "irradiado", sigue el trayecto del nervio comprimido y se acompaña de otros signos que reflejan su compresión, como alteraciones de la sensibilidad, fuerza o reflejos.

Pero no todos los dolores que el paciente nota en las piernas o brazos son irradiados. A veces, el propio dolor de espalda puede hacer que se sienta un dolor reflejo en esos territorios sin que el nervio esté siendo comprimido. En ese caso el dolor se debe a un mecanismo reflejo de la médula, y no a la compresión del nervio. Se denomina "referido" y no sigue específicamente el trayecto de ningún nervio, ni tampoco se acompaña de signos de compresión.
El dolor referido no tiene mayor importancia ni conlleva en sí mismo ningún cambio de actitud en el tratamiento. Sin embargo, un dolor irradiado traduce la compresión de un nervio y, por lo tanto, cierto grado de sufrimiento neurológico. El criterio generalmente aceptado es que si empeora o se mantiene constante más de 6 semanas con signos de compresión de la raíz, hay que cambiar el tratamiento y valorar la indicación de la cirugía si se puede determinar con certeza qué está comprimiendo al nervio y dónde.
Por otra parte, un nervio puede estar comprimido y no causar dolor. 

Cómo se puede diagnosticar la causa del dolor de espalda

Las primeras y más importantes fuentes de información para conocer las causas del dolor de espalda son la historia clínica y la exploración física. Las otras pruebas -radiológicas, analíticas o funcionales- sólo tienen valor si sus resultados se corresponden con los de la exploración física. Y dado que algunas son dolorosas y otras entrañan ciertos riesgos, sólo se debe recurrrir a ellas cuando los resultados del interrogatorio o la exploración física determinan su conveniencia.
Cuando duele la espalda, lo más importante es:
Determinar si se trata de un dolor debido a un problema de la propia espalda o a una enfermedad general que se está manifestando en la espalda (por ejemplo, una infección, un tumor o una afección metabólica -como la osteoporosis-).
Determinar si hay signos de que algún nervio esté siendo comprimido y cuál es la causa concreta del dolor, con el fin de aplicar el tratamiento más adecuado, con la urgencia que requiera.
Con ese fin, es indispensable realizar una detallada historia clínica y una meticulosa exploración física. Sólo si sus resultados lo indican, puede pedirse alguna prueba diagnóstica más. Ésta puede ser: radiológica -por ejemplo, la radiografía o la resonancia magnética-, analítica -como un análisis de sangre- o funcional -como un electromiograma.
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Tratamientos para el dolor de espalda

Para tratar el dolor de espalda se han propuesto muchos tratamientos. La mayoría nunca se ha evaluado científicamente, y pocos de los que lo han sido han demostrado ser verdaderamente eficaces. La mayoría se usan simplemente porque se han usado siempre, sin que existan datos científicos que demuestren su valía.
Algunos tratamientos están encaminados a tratar los episodios dolorosos y otros a disminuir el riesgo de padecerlos o acelerar la recuperación de la movilidad.

Beneficios del masaje tailandes

Los beneficios de los masajes tailandeses son tantos y tan variados que si los recibes con regularidad, sus efectos pueden cambiar tu calidad de vida. 


Decidirte por el masaje tailandes puede cambiar para siempre tu calidad de vida, ya que cuando se reciben con periodicidad, son claramente visibles sus efectos en facetas tan básicas como:
Mejor funcionamiento de los sistemas inmunológico, digestivo, circulatorio, respiratorio, nervioso.
Disminución del estrés.
Relajación de las zonas de tensión en cualquier parte del cuerpo.
Las sesiones con masaje tailandes  ayudan a aumentar tu nivel de energía, elevan tu autoestima, eliminan el insomnio, además de que te aportan mayor flexibilidad, liberándote de bloqueos físicos y energéticos.

La vida alcanza mayor calidad ya que se logra la armonía entre cuerpo y mente.

Beneficios:

 1. Combaten el dolor de cabeza, dolores de espalda
2. Reducen la inflamación
3. Mejoran la circulación linfática
4. Facilitan la eliminación de toxinas
5. Es útil para dolores como “hombro congelado”, “codo de tenista”,               cervicalgias, lumbalgias
6. Mejoran la calidad del sueño
7. Aumentan la movilidad articular
8. Mejoran la flexibilidad de músculos, ligamentos, tendones y fascias
9. Eliminan los atascos energéticos
10. Permiten la liberación emocional del paciente
11. Mejora de la funcionalidad del sistema nervioso
12. Regulan las funciones endocrinas
13. Favorecen el tono muscular
14. Mejoramiento de la postura y aumento de la flexibilidad en general
15. Mejoran el funcionamiento de los órganos internos.
16. Facilitan la capacidad de sentir la conexión con el cuerpo, mente y espacio.
17. Relajan y facilitan las relaciones interpersonales.
18. Equilibran y restablecen la fuerza vital que fluye por nuestro cuerpo.
19. Favorecen y facilitan la relajación física y mental.
20. Colaboran en la activación del metabolismo.

Recomendaciones especificas para:

Dolores musculares debidos a contracturas y tensiones nerviosas.
Dolores articulares debidos a posturas y movimientos incorrectos, artrosis y artritis.
Deformaciones de la columna como lordosis, cifosis y escoliosis.
Falta de flexibilidad o tono muscular.
Neuralgias.
Insomnio.
Nerviosismo y dificultades de relajación.

Estos masajes reactivan el flujo energético del cuerpo potenciando la autocuración. Activan el circuito venoso y linfático.

Además, mediante los estiramientos y presiones propios de estos masajes, los músculos se relajan y mejoran los movimientos articulares y los problemas musculares.












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